MICRORRELATOS SELECCIONADOS (LIBRO)
A mi hermano muerto
Le conté al cielo lo mucho que te
extraño. Me enfadé con Dios, no podía entender cómo te había arrebatado de
nuestras vidas. Todos quedamos destrozados. Deseé haber sido yo, no tú, tan
pequeño. No somos los mismos desde tu pérdida, aprendí a ser feliz al recordarte,
al hablarte, ¡porque mira que nunca he dejado de contarte todo lo que me ocurre
como si estuvieras aquí! Sé que de un modo u otro me indicabas qué camino
seguir cuando me hallo en una encrucijada.
Comprendí que te habías ido, pero
también sé que en mi corazón vives para siempre, hermano.
AGRESIÓN
Refiere no haber perdido el
conocimiento, recuerda lo sucedido, un vómito
aislado, no sensación nauseosa,
no pérdida de visión, aunque en alguna ocasión visión nublada. Solo repite:
“Por la espalda y a traición golpeando
su cabeza contra un automóvil, su jersey manchado de barro con las huellas de
zapatillas de deporte (sin duda para huir más de prisa), pero no sin antes
patearle la espalda. Caído al suelo y vencido. Cuatro eran cuatro uno de ellos
menor. Es la ley del Botellón”.
¿Cómo detener el tiempo?
¿Cómo detener el tiempo?, si siempre
nace un nuevo día tras el amanecer. Las manillas del reloj ves pasar, días y
noches de una vida vacía. Busco otro camino, pero ya es tarde, me siento tan
pequeño, triste y cansado. Sí, contarán mi historia por su mal final, pero
ahora me falta valor aunque en mi camino sólo hay espinas. Nadie me enseñó a
vivir, y ahora caigo en la cuenta que mi peor enemigo soy yo mismo. Quizá un
día la fortuna me haga sonreír.
Con resignación
La paciencia se agota, no es normal
que después de ocho días no me haya recuperado. No me puedo dejar vencer,
estaría perdido si lo hiciese, todo depende de mí, puedo no presentar batalla,
dejar caer mis brazos y decir, todo está escrito, mis días están contados. O
bien dar sólo un paso e intentar apartar esos fantasmas que nublan mis sesos y
obnubilan mis pensamientos. Tengo que ser fuerte, si quiero vivir, y ahora
caigo en la cuenta de por lo que quiero vivir. Tengo toda una vida por delante,
he aprendido a quererme y soy feliz. Recuperarme sólo depende de mí.
Desperté de madrugada
Desperté de madrugada, sentí que se me
escapaba la vida, la parca tras de mi corría.
-Te esperé la vida entera-, sé que más
allá de la muerte, vida después de vida la vida me espera, que la mala hora,
nada la detenga, estoy contento con mi familia, con mis amigos, con mis
acreedores, la hoja roja de mi vida aún no he arrancado todavía, aunque por lo
ques años que ya voy contando sé que poco va quedando. Trágame tierra cuando el
féretro estén bajando, despedirme de familiares y allegados, que con
premeditación y alevosía habré dejado.
El escribidor
Acabó sufragando los gastos de edición de varios libros que tenía publicados. Había participado en varios concursos e incluso algunos de sus relatos se habían publicado en distintos libros juntos con obras de otros autores que al final había acabado comprando.
A pesar de ello estaba decidido romper con todo, tenía lo suficiente para vivir sin trabajar, al menos en aquello que ahora no le apetecía. Su pensamiento estaba enfocado en que su trabajo en este momento sería escribir.
¡Qué lejos estaba de ser un escritor! Era una paradoja, creerse por el mero hecho de escribir que vería su nombre entre los grandes de la literatura contemporánea.
Pero él se veía escribiendo que
escribía. Soñaba que escribía escribiendo, imaginaba haberse visto escribir e
incluso veía que había escrito. Más no se daba cuenta de lo que era
escribir, y pesar de ello seguía
escribiendo, sin saber que él era sólo era un escribidor.
El Fantasma
La primera vez que lo vi y lo sentí. Salí de la cocina al pasillo me pareció como si una corriente de aire helado recorriera el mismo, ya en el salón el frío aún era mas notable, todo el piso estaba cerrado no era explicable así que lo achaqué a que no me encontraba bien, por la mañana había tenía fiebre.
Encendí la calefacción y me senté en
un sillón y me dispuse a leer un libro, sentí aire cálido sobre mi cabeza y la
sensación como si alguien estuviera detrás de mí, la verdad es que me quedé
paralizado giré mi sillón y vi claramente una figura humana que parecía como de
humo y se difuminaba.
El trabajo te hará libre
Hoy me he levando al amanecer. No, no
tenía que ir a trabajar en realidad hace tiempo que no tengo trabajo. Sentía
que algo me oprimía el pecho, me faltaba el aire, salí al balcón, respiré
profundamente, tarde unos minutos en sentir el fresco que tan de mañana helaba
mis pies y manos, temblaba de frío pero en mi interior ardía por dentro. Caí en
la cuenta que lo que me faltaba era libertad.
Fuente del Río (Cabra)
En pleno parque natural de la Sierras Subbéticas, a los pies de las mismas donde confluye el carácter natural de un manantial típico del sistema cárstico de la Sierra de Cabra hay un manantial que no agota su agua, y nace un río que a su paso da forma a una serie de saltos de agua y que serpentea la Ciudad de la cual toma su nombre y que es milenaria. Es también un paraje natural sujeto a los cambios materializados por la mano del hombre. En un entorno privilegiado por el valor ornamental de sus jardines y árboles.
“Arboleda singular” la de la Fuente del Río de Cabra. Es un rincón de belleza notable, con mucho encanto y visita obligada. Merenderos de piedra que antaño en las calurosas noches de verano familias enteras frecuentaban. Más también es cierto que con el murmullo del agua Ben Mocadem “el ciego de Cabra” allí inventó la moaxaja y concluyó una estrofa denominada jarcha ésta posteriormente dio lugar al Zéjel y al villancico que hoy en todo el mundo se canta. Mil años más tarde D. Juan Valera atraído por tanta belleza en tan singular paraje de su tierra, no podía por menos que escribir sus novelas.
Ya que dicen que la novela es arte y
su fin es la creación de la belleza. Pepita Jiménez, Juanita la Larga, Doña Luz
y ya mejor me detengo porque en tan hermoso paraje la inspiración no tiene
freno.
He despertado de madrugada
He despertado de madruga, las cuatro
serían, sentí que se me escapaba la vida, la parca tras de mi corría, salté de
mi cama, me dirigí a mi despacho mientras un libro cogía, sentí que se me
escapaba la vida, hice como que leía, me senté en mi sillón esperé su venida,
han pasado ocho horas ¿se habrá dado por vencida? -Te esperé la vida entera, te
diré cuando por mi vengas-, sé que más allá de la muerte, vida después de vida
la vida me espera, que la mala hora, nada la detenga, estoy contento con mi
familia, con mis amigos, con mis acreedores y porque no hasta con mi recaudador
de impuestos, la hoja roja de mi vida aún no he arrancado todavía, aunque por
lo ques años que ya voy contando sé que poco va quedando. No creas lector que
esto un monólogo resignado, es una arenga a lo que estoy pasando. Trágame
tierra cuando el féretro estén bajando, despedirme de familiares y allegados,
que con premeditación y alevosía habré dejado.
Inestabilidad
Le golpearon en la cabeza con una
silla. Antes de perder el conocimiento, sólo una palabra asaltó su mente:
inestabilidad.
Cuando volvió en sí, pensó en lo que
quedaba de su patria, la inseguridad aumentaba cada día. Hambre, violencia
callejera, robos de todo tipo, revueltas. Hablando claro y conciso, por ese
camino se iba la mierda, si es que ya no lo estaba.
Él, sólo escribía sobre lo que sucedía
a su alrededor. No era un analista político, pero se veía escribiendo quizás
por consuelo o por desahogo. Y lo hacía sobre el capitalismo, que languidecía
causando un daño inimaginable.
Integridad
Con indignación arrojó la taza de café
al suelo del exuberante despacho que él y su socio compartían, mientras le
decía, que no estaba dispuesto a cometer tal tropelía, por nada de mundo
engañaría a aquellas bondadosas familias de ancianos a las que pretendían
comprar sus humildes casas para ofrecerles un piso en la ciudad, que no era ni
mucho menos lo que le habían pintado y acabarían muriendo de pena en cuanto se
hubiesen instalado en ellos. El proyecto valorado en ciento cincuenta millones
de euros consistía en la construcción de un centro comercial con todo tipo de
tiendas y lugares de ocio. Lo que supondría una fabulosa Blog de María Martín
Recio Desafío literario nº12 cantidad de dinero para su cuenta corriente, pero
estimaba que era una tranquilidad para él que aquellos lugareños no fuesen
despojados de sus casas que desde hacía más de doscientos años habían
construido sus antepasados con sus propias manos.
La cámara secreta
Ahora él supo, porque sentía
escalofríos, cuando se miraba en el espejo grande, que había en la pared al
fondo del salón. En realidad era una puerta a una cámara secreta y ésta sería
también su tumba. Tras ella quiso la causalidad que encontrara el cadáver de su
abuelo. Un diminuto resorte, oculto tras el marco, que pulsó abrió la puerta.
Entró,
un pequeño candil que encendió alumbraba un pasillo, que le llevó hasta
una estancia. En la misma, en una cama yacía un anciano.
Sintió un espasmo, cuando proyectó la
luz del candil, sobre el lecho, la momia que vio sobre ella era el cuerpo
descompuesto de su abuelo.
Así muchos años después de que a éste
se le diera por desaparecido, descubría que en realidad nunca se había ido de
la casa.
Quiso salir rápidamente de allí, al
salir al pasillo tropezó con algo y la puerta comenzó a cerrarse, no llegó
hasta la misma antes de que ésta lo hiciese completamente. Al igual que a su
abuelo se le dio por perdido.
La humildad
La humildad, era su seña de identidad.
Desde que murió su esposa, ni todo el oro del mundo podría devolverle la
felicidad, aunque heredara de ella una ingente cantidad de dinero.
Vendió todos sus bienes, sólo conservó
algunas joyas que le recordaban momentos vividos con ella, y también conservó
un local comercial que preparó como comedor social, donde diariamente daba más
de cien comidas, a las personas más necesitadas de su pueblo.
Él mismo junto con voluntarios ayudaba
a servirlas. Nadie en el pueblo sabía quién sostenía económicamente el enorme
coste económico que suponía mantener el comedor.
De él, decían que había lapidado todo
su dinero a la muerte de su mujer y ahora trabajaba allí para poder comer y
pagarse la modesta pensión donde dormía. Sonreía cuando oía murmurar esto
incluso a los que daba de comer, jamás lo desmentía cuando incluso cuando algún
atrevido le preguntaba. Toda su preocupación y toda su energía estaba
proyectada en poder mantener tan loable labor y que nadie descubriera que
realmente él era responsable.
La Bajá
Seis añitos tiene y ya quiso con la
Virgen bajar. Me pedía ir cerca de ella, delante o detrás. Ir cogido a los
cordeles le entusiasmo. Y junto a la Virgen desde su ermita hasta la parroquia
de San Francisco y San Rodrigo todo el camino realizó. Y con su voz infantil le
oí gritar "guapa, guapa, y bonita y bonita y ole y ole". Quien pide
más. Que en su noble corazón la Virgen tenga un lugar. Te quiero Huguito.
La luz de la vela
La luz de la vela, el jarrón con
flores, las fotos de quienes ya han ido. Hoy es el día de los difuntos. No es
hoy, es siempre cuando están en nuestro recuerdo. Hoy su ausencia es más
dolorosa porque ya nos los vemos nos queda el consuelo de saber que están ahí.
Nuestros pensamientos, nuestras oraciones, en el día de hoy nos dan la
esperanza e ilusión de que en nuestros recuerdos viven para siempre.
La paciencia
La paciencia se agota, no es normal
que después de ocho días no me haya recuperado. No me puedo dejar vencer,
estaría perdido si lo hiciese, todo depende de mí, puedo no presentar batalla,
dejar caer mis brazos y decir, todo está escrito, mis días están contados. O
debo dar un paso e intentar apartar esos fantasmas que nublan mis sesos y
obnubilan mis pensamientos. Tengo que ser fuerte, si quiero vivir, ahora caigo
en la cuenta de por lo que quiero vivir. Tengo toda una vida por delante, he
aprendido a quererme y soy feliz. Recuperarme sólo depende de mí.
Lector compulsivo
¿Qué libro lees ahora? Un amigo me
acaba de preguntar. Concluyo esta tarde “Boabdil”, pero no sé, quisiera antes
de finalizar este mes “la taberna y la bodega”, finiquitar. Si tú no eres
hombre de bares me respondió extrañado mi amigo por mi respuesta tan singular.
Seguro que no supo interpretar ya que la lectura como él dice, no le va. En
Roquebrun, 22 febrero 1874, allí me hallo ya
Libertad
Sin mascarilla apareció su sonrisa,
como medida de precaución consideró llevarla, aunque no podía evitar pensar que
cualquier limitación a su libertad no es vivir, es estar sometido. Si he de
morir. Déjame morir libre.
Hoy por fin era el día que dejaría de
ser obligatorio su uso. Se había levantado muy temprano, sentía que algo le
oprimía el pecho. Le faltaba el aire. Salió al balcón, respiró profundamente e
intentó oxigenarse, tardó unos minutos en sentir el fresco de la mañana que
helaba sus pies y sus manos y le hizo tiritar de frío, pero en su interior
ardía por dentro. Cayó en la cuenta de que por fin era libre, lo que le hizo
sentirse hasta más persona.
Los muertos
Los muertos no se fueron. Solo ocurre
que nos los vemos, pero están ahí.
Maltratado (1)
Sara apagó la televisión. Javier
volvió a encenderla. Ésta cortó la corriente de la vivienda, pulsando el
interruptor general. Ella era quien sacaba adelante la casa con su trabajo. Su
marido llevaba cinco años en paro, para ella era un mantenido, así se lo hacía
ver a diario. Indicio inequívoco que su frustración fue casarse con él.
Él comprendió que todo había acabado
entre ellos, pensaba que en una relación
si el otro no es capaz de evitarte una migaja de sufrimiento es porque todo se
ha acabado. No vio otra salida. Saltó a vacío desde el sexto piso.
Maltratado (2)
Ramón, se desplomó sobre su sillón, al
otro lado de la línea telefónica su hija llorando, le daba la noticia de que
Javier, su hermano, había acabado con su vida, pegándose un tiro en la cabeza.
Pronto se sabría que los moretones que
presentaba el cuerpo del fallecido habían sido producidos por los golpes que en
arrebatos de locura su mujer le propinaba. Ocho meses de silencio había
soportado. Desde la vuelta del viaje de novios, aquella chica que amaba con
locura se había transformado en una persona desconocida para él. No sólo le
apartó de ir a jugar al futbol las tardes de los sábados con sus amigos, sino
que poco a poco quedó recluido en casa de la que sólo salía para ir trabajar.
Cualquier minuto de tardanza suponía una bronca en la que terminaba siendo
apaleado, al principio sólo eran golpes con la mano, luego pasaría a hacerlo
con objetos contundentes.
Acabado de leer el diario que le
habían entregado de su hermano, María entendía porque éste no tenía ni
Facebook, ni cualquier otra red social.
Siempre que le preguntaban decía que no le gustaban. En realidad su mujer se lo
tenía terminante prohibido.
Observé a mamá
Observé a mamá, había bajado tras ella
a la bodega sin que se percatase que la seguía. Dejó atrás la zona donde
estaban las barricas, entró en la habitación donde se ubicaban los botelleros.
Cogió una botella al azar. Podría haber elegido cualquiera, todas eran de una
calidad suprema. Arriba en el comedor, a los invitados había que sorprenderles,
ya que estaban dispuestos a financiar la comercialización de nuestros caldos.
Abrió la botella, cogió una copa y
vertió un poco de vino en la misma, agitó levemente la copa, mientras observaba
el color del contenido, con una parsimonia exasperante la acercó hasta su
nariz. Bebió un pequeño sorbo, evidentemente no lo tragó de golpe, lo evaluaba
degustándolo en su paladar. Por su gesto de aprobación parecía satisfecha.
¿Qué lees ahora?
¿Qué lees ahora, me acaba un amigo de preguntar?.
Todo es sueño
Calor, sofoco, tristeza, pesadumbre,
no tengo sueño, no quiero dormir para despertarme, con más calor, más sofoco,
más tristeza, más pesadumbre, más sueños. No quiero y debo dormir para soñar
que duermo, que me vence el sueño, que mi pesadumbre se descarga, mi tristeza
se desvanece, mi sofoco es un calor de entusiasmo y viveza. ¡Todo es sueño!,
sueño despierto, no duermo, mi tristeza me produce sofoco y un calor aumenta en
mi cuerpo, más la tristeza me trae pesadumbre, pero no sueño. Sueño que sueño y
lo hago despierto. Calor, sofoco, tristeza, pesadumbre ¡no tengo sueño!, más me
permito soñar despierto.
Traición
Su declaración tenía que ser decisiva
y esperaba que fuera creíble. En realidad él sólo era uno más de los incautos
que habían caído en la trama que había organizado esa banda de delincuentes,
pero la policía lo había señalado a él como parte de la misma, quizás porque
vio a tiempo el engaño y pudo salir indemne de la enorme estafa que habían
consumado contra su empresa y él mismo.
Su oportunidad para redimirse, pasaba
porque su abogado presentara las pruebas que él había obtenido a base de mucho
esfuerzo y su contumaz empeño en demostrar su inocencia.
Camino del Juzgado pensaba que el
desenlace estaba próximo. No vio venir al vehículo que le embistió por detrás y
rápidamente se dio a la fuga. Mientras su vida se apagaba, su abogado,
incendiaba el vehículo y con él destruía toda la documentación que exoneraba a su
cliente.
Tras de ti
Con la piqueta al hombro, musitando el
nombre de su esposa a la que acababa de dar sepultura, se perdió entre las
calles del Campo Santo. Se dejó caer bruscamente de espaldas sobre la tapia del
osario. Solo cuando se percató del pico que sobresalió tras atravesar su pecho,
vio que ella tal como le había prometido estaba esperándolo extendiendo sus
manos llamándolo con voz tierna.
Triste realidad
He cerrado los ojos de ver, lo que
veía no me gustaba y nada podía cambiar, veo con los ojos mirar y aunque de
soslayo paso la mirada no puedo por menos que reprobar lo que miro:
(injusticias, egoísmos, maldades, falsedades) todo es igual, mire o vea daño me
hará. Quiero cerrar mis ojos para no abrirlos más. He replegado mis brazos sobre
mi abatido cuerpo derrumbado hundido. No puedo volar mi pesadumbre es tal que,
aunque alas tuviera el vuelo no podría remontar.
Un buen vino, inicia un buen acuerdo
Observé a mamá, había bajado tras ella a la bodega sin que se percatase que la seguía. Dejó atrás la zona donde estaban las barricas, entró en la habitación donde se ubicaban los botelleros. Cogió una botella al azar. Podría haber elegido cualquiera, todas eran de una calidad suprema. Arriba en el comedor, a los invitados había que sorprenderles, ya que estaban dispuestos a financiar la comercialización de nuestros caldos, lo que suponía un alivio para nuestra paupérrima economía.
Abrió la botella, cogió una copa y vertió un poco de vino en la misma, agitó levemente la copa, mientras observaba el color del contenido, con una parsimonia exasperante la acercó hasta su nariz. Bebió un pequeño sorbo, evidentemente no lo tragó de golpe, lo evaluaba degustándolo en su paladar. Por su gesto de aprobación parecía satisfecha.
Sin duda la elección de la botella
satisfizo a los inversores, ya que lo que parecía iba a ser una dura
negociación, se resolvió en el tiempo que tardaron en beberse varias botellas
del mejor vino de nuestra cosecha.
Un fantasma en casa
La primera vez que lo vi y lo sentí yo
salía de la cocina al pasillo. Me pareció como si una corriente de aire helado
recorriera el mismo. En el salón el frío aún era mas notable. Todo el piso
estaba cerrado, la calefacción estaba encendida, no era explicable. Me senté a
leer un libro. Tuve la sensación como si alguien estuviera detrás de mí. Giré
mi sillón y lo vi. Me quedé paralizado.
Un vago sostenido
Sara apagó la televisión. Javier
volvió a encenderla. Ésta cortó la corriente de la casa, pulsando el
interruptor general automático. Él permaneció estático en su sillón conteniendo
su irritación.
Ahora ella era quien sacaba adelante la casa con su trabajo. Javier, su marido llevaba más de cinco años en paro y para ella era un mantenido. Así se lo hacía ver a diario. Igualmente como le reseñaba su inequívoca frustración por casarse con él.
La fría mañana de enero en la que
aterido de frío, éste se arrojó desde su balcón de un sexto piso, sólo pensó
que él era un fracasado. Y que por su causa su mujer tenía que trabajar y él
era la comidilla del barrio. Un vago sostenido.
Vivir con miedo
"Cuando abrió el grifo de la
ducha recordó, que habían pasado cuatro meses desde el primer día que se
levantó la cuarentena. Ya nada era igual"
Toda su vida se había desmoronado
durante estos últimos meses, el primer mes perdió su empresa, el segundo mes su
mujer se fue de casa, más tarde supo que se había ido con el vecino del bloque
contiguo con el charlaba cuando salían a las ocho aplaudir desde el balcón. (Él
reprobaba este acto y por ello no salía. Solía llamarlo la dictadura de los
balcones). El tercer mes tuvo que abandonar el piso que tenía arrendado ya que
con la exigua paga que tenía no podía pagarlo. Durante este último mes había
estado durmiendo en su coche. Hacía dos semanas que había conseguido un trabajo
y hoy había alquilado una habitación de una modestísima pensión con un baño
común para todos los inquilinos.
Dejó caer durante un largo tiempo el
agua, para limpiar el plato de la ducha, a pesar de todo iba a meterse con unas
playeras temía coger hongos o cualquier otra cosa. Cuando se introdujo el agua
era fría, se quejaría al dueño de la pensión, aunque para él ahora era un
alivio ya que sintió tonificarse todo su cuerpo.
Cuando salió limpió concienzudamente la ducha como si la volviera a utilizar él. Soy solidario, responsable pero no soy un héroe qué carajo. Se vistió subió a la azotea del edificio y se arrojó, muriendo en el acto.