La chica de los vaqueros rotos
Elena, vio el mensaje del whatsapp cuando ya había salido de casa, estaba esperando el metro, y no tenía tiempo de volver a cambiarse de ropa ya que su clase de piano debería comenzar en quince minutos, tenía el tiempo justo para llegar.
Inmediatamente respondió:
-David, ¿por qué no me has avisado de que cenaríamos fuera?, pensé que cenaríamos en tu casa. Me hubiese vestido más para la ocasión.
-No te preocupes Elena, yo voy para el entrenamiento con ropa informal, y no creo que haya que ir a restaurante como si fuésemos a una boda.
Elena era una joven que acababa de terminar su prometedora carrera de piano, y había conseguido la plaza en el conservatorio de la capital malagueña, aunque realmente su sueño era ser una gran concertista e iba camino de serlo, pues ya había obtenido varios e importantes premios, el más sobresaliente lo obtuvo el mes de octubre del pasado año, resultando la ganadora en el Concurso Internacional de Piano Fréderic Chopin.
-¿Me
has estado tomando el pelo todo este tiempo?
-La
verdad no quería romperte la ilusión de que pudieras presumir de haber ligado
con una polaca.
-¿Y
ahora a quien digo que he apasionado?, ¿a toda una celebridad?, porque tu éxito
en este concurso te catapultara muy lejos.
-Ojalá,
es mi sueño, pero queda mucho trabajo por hacer hasta alcanzarlo. Por cierto tú
no te creas que has despertado en mí ningún vínculo. Solo te he seguido el
rollo pensando que así alimentaría tu ego. Jajaja. Te dejo me voy a descansar,
mañana tengo una entrevista en una radio.
-¿Cómo
podré verte de nuevo?
-Nos
veremos en Málaga yo también vivo allí, soy profesora del Conservatorio
Superior de Música.
-Dame
tú teléfono.
-Búscame,
así sabré si estás interesado de verdad.
No
habría de pasar ni dos semanas cuando vio a David esperándola a la salida del
Conservatorio.
-Hola
David ¿Qué haces tú aquí?
-Me
dijiste que te buscase, y desde que volví de Polonia estaba deseando poder
localizarte. Solo se tu nombre y ayer estuve hasta la nueve de la noche
esperando que salieses, me dijeron que Helena salía a las nueve, y cuando tu
compañera salió y me dijo que quería de ella, me eché a reír como si me hubiese
dado un ataque de locura, no me dio tiempo ni a explicarle que a quien esperaba
era a ti. Ella es una soltera, con un mal genio del carajo, llamó a seguridad
para que me retuviera hasta que estuviera a salvo dentro de su coche, no sé qué
pensó que iba a hacerle.
-Es
muy graciosa tu aventura pero podrías haber dicho Elena sin hache, además yo
ayer libré estuve en un Concierto en Fuengirola con un gran pianista. No sé si
habrás oído hablar de él pero es un tipo digno de admiración. Es conocido como
el pianista de la mano izquierda. Es sin duda una historia de superación
increíble porque si cierras los ojos mientras escuchas el concierto, no podrás
creer que lo ejecutara con solo una mano. Sufrió “el cáncer de los músicos” y
cuando se sometió a una talomatomía sufrió un ictus que le paralizó no solo la
movilidad de la mano derecha sino también casi todo el hemisferio derecho y el
habla. A Dios gracias está notablemente recuperado. Su amor por la música le ha
llevado a protagonizar esta historia de superación única.
-Vaya,
es toda una lección de vida. ¿Cómo se llama?
-Manu
López, el pianista de la mano izquierda.
-Volviendo
a lo nuestro, como iba yo a saber que había dos profesoras que se llaman igual,
solo que la ortografía de su nombre además de la belleza de mí Elena las hace
diferentes.
-Anda,
no seas camandulero. Aunque estás
haciendo méritos para que te invite a cenar por la espera de ayer y la de hoy.
Habían
pasado dos meses desde que empezaron a salir, esa cena había sido el principio
de una relación en la que ambos estaban muy ilusionados. E incluso David parecía
haber entrado en razón de terminar su carrera de derecho, que había abandonado
por su pasión que era el fútbol, de hecho jugaba en el equipo malagueño aunque
éste ahora se hallaba en una categoría de menor prestigio del que había gozado
en el pasado, cuando era un equipo de primera división.
Los
padres de David, estaban solicitando conocer a Elena, ya que ésta era quien le
había animado a continuar sus estudios y por supuesto a no abandonar su sueño
de jugar algún día en un equipo de élite. Pero cometieron un enorme error al
juzgar a la chica solo por las apariencias.
Esperaban
en el restaurante la llegada de los jóvenes, ambos iban vestidos con vaqueros, ella
con una camisa muy bonita y moderna, confeccionada en algodón con el cuello en
forma de V, y él con un suéter de cuello redondo de punto de canalé. Los
vaqueros de ella eran unos vaqueros rotos en lavado color oscuro, que
combinados con la camisa blanca que llevaba y los tacones que usaba la chica,
resultaba un look bastante elegante.
Entraron
cogidos de la mano, y nada más llegar a la mesa donde estaban sus padres, la
madre de David dijo:
-¿No
pretenderéis que comamos en este lujoso lugar con estas pintas que trae tu
novia? ¿Acaso no gana lo suficiente para comprarse unos vaqueros, para no
llevar esos rotos?
-Atónito
el padre de David habló a su mujer:
-¿Qué
estás diciendo Paloma? La chica va elegante, además de ser guapísima, esta es
la ropa de moda de la juventud actual, apuesto a que esos vaqueros valen más
que un traje de confección de esos que se fabrican en serie.
Paloma
abandonó toda compostura y añadió:
-
Seguramente es una embaucadora, no me creo que sea profesora de piano, sí,
trabajará en el Conservatorio porque allí es donde dice David que la recoge
pero será la limpiadora.
-Mamá
¿qué está diciendo?, ¿Tú te estás oyendo? Vámonos Elena, añadió.
Elena
que había permanecido en silencio, llamó al metre. Cuando éste acudió la saludó
muy efusivamente.
-Señorita
Elena, es un placer verla por aquí, su padre nos dijo que no podría venir a la
inauguración del restaurante de su hermana ya que estaba en Polonia, me ha
alegrado mucho saber que ganó usted el concurso Internacional de Piano.
-Muchas
gracias. ¿Está mi hermana?
-Sí,
está en su despacho.
-Iré
a verla. Ah por cierto, no le cobre a los señores, yo no me quedaré a cenar,
pasaré a ver a mi hermana. Pídame un taxis que venga a recogerme para llevarme
a casa. Y soltándose de la mano de David, dio media vuelta y se dirigió a una
zona privada del restaurante.
David,
cariacontecido llamó a Elena, pero esta ya había desaparecido de su vista.
-Mamá
¿qué pretendes?, ¿por qué has montado este espectáculo?, ¿solo por sus vaqueros
rotos? Papá ¿y tú no tienes nada que decir?, ¿cómo voy a disculparme con ella
por vuestro comportamiento? Cenar vosotros, no entiendo lo que ha pasado.
El
padre de David quiso irse del restaurante pero su esposa le retuvo.
-No
daremos la nota en este lugar dijo ella.
-Creo
que ya la has dado tú con tu comportamiento, le replicó.
-Cenaremos
nos iremos a casa y ya hablaremos con
David, no creo que esa chica sea quien dice que es.
-Por
Dios te estás escuchando. Dijo el padre de David mientras buscaba en su móvil
en Google la noticia de la ganadora del Concurso Internacional de Piano. Alargándole
el móvil a su mujer, dijo: mira ahí está.
-Sí,
le da un parecido.
-¡Joder,
Paloma! como eres, a veces no entiendo esa sinrazón tuya.
Cuando
David salió de restaurante, vio a Elena subirse a un taxis que rápidamente se
alejó del lugar, marcó el número de teléfono de su prometida, pero no obtuvo
respuesta. Caminó sin rumbo hasta bien entrada la madrugada. Sintió un pinchazo
en su costado izquierdo, giró su cabeza y vio la cara fea y la boca desdentada
de quien le amenazaba con atracarle, quiso defenderse, pero solo consiguió que
éste hundiera el cuchillo en su costado atravesando ahora sí, no solo la piel
sino que la puñalada afectó a su riñón, cayendo desplomado al suelo. El sujeto
que le agredió se agachó junto a él palpó sus bolsillos, extrajo la cartera y
se alejó corriendo.
Yo no tengo la culpa del comportamiento de mi madre, pensó. Visualizó a Elena, la chica de los vaqueros rotos, y sonrió. La hemorragia abundante que sufría le llevó a sufrir un shoch que le produjo la muerte pero no borró la sonrisa de su cara.
FIN